lunes, 24 de noviembre de 2008

jueves, 20 de noviembre de 2008

Petaki



Es unos de mis más fervientes admiradores, asiduo al chat y muy muy sumiso, practicante del bondage y spankee. Para más inri mecánico. Me prometió un regalo y aquí está. resumiendo que me ha puesto muy húmeda.

martes, 18 de noviembre de 2008

¿Cuanto crees que valgo?

No lo voy a negar, alguna vez he cobrado por sexo y no por ello me considero puta. Muchas veces he follado gratis, pero si encima te pagan, miel sobre hojuelas. Ahora mi amo no me lo permite y tampoco lo necesito. Querido D, para que veas lo malvada que puedo llegar a ser te reproduzco una pequeña conversación mantenida en el irc.




Pagoporbondage: hola, conoces a alguna ama de andalucia


Sirena: si, pero no se si aceptaría dinero


Pagoporbondage: y tu aceptarías dinero por atarme?


Sirena: buena pregunta.....


Pagoporbondage: nada de sexo solo atarme


Sirena: cuanto crees que valgo?


Pagoporbondage: tu pones el precio y las normas


Sirena: no dime cuanto crees que valgo


Pagoporbondage: una profesional cobra 200 la hora crees tu que los vales?


Sirena: No soy puta, no necesito el dinero, pero si pensabas pagarme menos de 200 €, llama a una profesional


Pagoporbondage: no piensaba pagarte menos no se cuanto quieres


Pagoporbondage: cada persona sabra lo que pide por lo que hace


Sirena: pero aún no has contestado a mi pregunta, no me has dicho cuanto puedo valer


Pagoporbondage: no lo se


Pagoporbondage: por cuanto lo harias


Sirena: aún no has contestado, cuanto crees que valgo?


Pagoporbondage: la mujeres no teneis precio


Sirena: anda di


Pagoporbondage: eso mismo digo yo


Sierna: y si te pidiese 6000 € solo por atarte?


Pagoporbondage: 6000 euros la hora


Sirena: toda la noche


Pagoporbondage: por atarme de una sola posicion


Sirema: Si


Pagoporbondage: demasiado para mi bolsillo

lunes, 17 de noviembre de 2008

Perry Gallagher

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lunes, 3 de noviembre de 2008

1 de noviembre




1 de noviembre. la sesión llevaría más de 3 horas. 3 horas atada. Ahora completamente inmovilizada en el suelo, poodía sentir como me penetraban, como gozaban follandome por el ano estas señoras que probablemente en su vida diaria deberían de tener una pinta de no haber roto ni un sólo plato. Cuando ocultan su rostro tras esas tétricas màscaras algo muy osucuro deben de tapar.
D me ha ordenado que continuase contando toda las experiencias del fin de semana, pero con el paso del tiempo se me quitan las ganas. Podía hablar como acabé sujeta por lo tobillos y medio colgada, o como compartí el baño y la cama con Cris, la otra sumisa esclava, una guapa filandesa de 22 años, reeducada por el viejo amigo de mis amos.
Podía contar como con cada paso que se daba me excitaba más y más. Como le devoré la polla a D, como eyaculó en mi cara o como las dos señoras cocainómanas bienvestidas acabaron practicando sexo anal con Cecilia.
Pero eso ya pasó

domingo, 2 de noviembre de 2008

31 de octubre





31 de octubre, la mal llamada noche de Haloween, pero yo tuve mi propia noche de terror; reunión a lo grande, como hacía tiempo que no teníamos.

Cuando entré en el garaje ya había compañía. En un rincón había una chica joven; de rodillas, completamente desnuda, con las manos esposadas por detrás de la espalda. Su cabeza esta ya cubierta por una capucha y bajo esa capucha debía de estar amordazada amordazada. Tenía un dildo bastante llamativo en su ano.

D no me había informado nada de quien era mi compañera, de donde venía o a quien pertenecía. Pero sabiendo quienes se presentaban esa noche no me sorprendió en absoluto.



Siguiendo las instrucciones de mi amo, comencé a prepararme con la rutina de siempre: Desnudarme, guardar toda la ropa, rasurarme el poco vello púvico, autoamordazarme, vendarme los ojos, ponerme otra capucha y por último esposarme como podía las manos a la espalda.


Al rato alguien entró, aseguró bien los grilletes de en mis muñecas, a la fuerza me colocó de rodillas, agachó mi torso y sin miramientos me introdujo lo que debía de ser dilatador el ano.


Minutos más tarde entraron, entre las voces reconocí a D y Cecilia, quien me cogió del brazo y a la fuerza me sacó del garaje. Me quitaron la capucha, Cecilia procedió a atarme de espalda a una columna y con las piernas muy abiertas.

La estrategia de sometimiento siempre tiene la misma rutina. Primero empieza con la exhibición - humillación pública, y ahí estoy, desnuda, amordazada, cegada y el ano dilatado, delante de todos

Después se continúa con el sometimiento al dolor. Siento unas pinzas en mis pezones. Continúan poniendo pinzas en mis labios vaginales. Lo soporto con la poca dignidad que me queda; pero "compañera" no, siento como grita. Sus gritos se clavan en mi mente. No se encuentra muy lejos de mi. Intento imaginar que le pueden estar haciendo, una variedad de castigos desde pinzas, hasta descargas de electricidad. Si le han quitado la mordaza es porque se excitan con sus gritos. Y no solo ellos, yo misma me pregunto si acabaré gritando como ella y esta idea aún consigue exitarme más.

Alguien manosea mi sexo y me introduce algo que vibra, sale y entra. Me aprietan el ano, me soban, me masturban, me penetran, me sodomizan, grito, no soy la única, me corro. Gozo como una perra, intento moverme pero las cuerdas se clavan en mi cuerpo. Estoy entregada y deseo en lo más profundo de mi alma que nunca termine.

Empiezan a desatarme, mi cuerpo se derrumba en el suelo. Cecilia me quita la venda de los ojos y por primera vez en la noche puedo ver a todos los invitados. Son 5, entre ellos mis amos D y Cecilia. En la penumbra puedo reconocer sólo a un invitado, viejo asiduo de nuestras reuniones. Esta vez viene acompañado de dos señoras, que deben de rondar los 50 y ocultan su rostro tras unas máscaras. Una de ellas, sentada en una poltrona, se masturba pausadamente.

La mi compañera esclava está colgada de los tobillos, sigue encapucha, y sus tetas enrojecidas están atadas.

D me invita a hacer una pequeña pausa, un poco de alcohol y coca. Cecilia con su siempre aire maternal me acaricia en pelo, es la más extasiada del grupo. Como experimentada ama, me ordena, fusta en mano volver a mi papel de esclava. Me vuelve a amordazar y D ata mis manos a la espalda con la cuerda de cáñamo y desarrolla toda su maestría en bondage sobre mí. Ata mi cuello, ata mis tobillos, mi torso, ata mis muslos. Estoy de rodillas, con la cara pegada al suelo, muy húmeda deseando que me vuelvan a follar. A continuación es mi compañera de suplicio quien es atada de la misma manera que yo.

Cecilia como directora de la sesión incita a las señoras a ponerse unos arneses y follarnos como deseen.