lunes, 16 de marzo de 2009

Conversaciones con una esclava


Y mientras te escribía este email, apareces tú, con tu insinuación. Después pongo mi cam y te dejo ver mis piernas.

Me susurras que te enseñe algo más y te contesto que no.

Y te excitas y te propongo que me veas como me masturbo con mi pequeño juguete eléctrico. Y te cito. Ahí estás, a la hora y el día convenido y sin decir nada, sin preguntas ni sugerencias, aceptas la recepción de unas imágenes.

He tenido que cambiar, el ordenador de sitio, tirar un cable, volver a instalar la cam, calcular los planos, los mejores movimientos para excitarte lo máximo posible. Puede que la imagen no sea perfecta, que sea oscura, que imagines más de la cuenta, pero ahí estoy. En realidad ya llevaba un rato masturbándome y probando las posturas, tocándome, esperando que aceptases la llamada. Y al otro lado estás tú, viéndome, humedeciéndote, tocándote, masturbándote, sin decir nada, solo mirando y tocándote, como lo había deseado.

jueves, 5 de marzo de 2009

Una primera experiencia de una esclava

Sin duda la otra tarde fue muy especial, además de algo muy novedoso para tí. No fue exactamente como yo lo había imaginado, pero te lo había prometido y ahí lo tenías. Mi sexo a un click del tuyo. Pero hay ciertas apreciaciones muy importantes que si te tengo que hacer, pero claro está no en público y solo en lo más privado. Te portaste muy bien, como una gran sumisa y poco a poco irás superándote
Tengo ya pendientes otros retos. Quiero que me vuelvas a ver, pero esta vez, que me veas como me follo y que mojes completamente tu pijama. Que veas como me penetro, y como me corro.

lunes, 2 de marzo de 2009


Nada tiene un principio ni un fin, tal vez lo que una vez se ha empezado ya no se puede acabar. O es tal el placer que nos da que no podemos decir que no.


Tal vez para hacer el bien y ser feliz sea necesario hacer el mal.


Y me has tratado como una perra. Lo deseaba y lo necesitaba. Es la medicina que necesito, eres lo que pido y me das todo lo que deseo. Me das placer, me das humillación, me das dolor, me das todo lo que necesito.


Querida OKIKA, te espero. Ya tienes la puerta abierta. Ahora es decisión tuya entrar.